En más de una ocasión hemos escuchado o leído en caracteres tipográficos que nuestra democracia había alcanzado su mayoría de edad; nada más lejos de la realidad.
Etimológicamente democracia se deriva del griego (demos = pueblo y kratos-ia = gobierno-cualidad, “el gobierno del pueblo”). Algunas proposiciones esgrimen sobre el concepto democracia, nosotros nos inclinamos por la que considera el tipo de organización política en el que la soberanía emana del pueblo, es decir de los ciudadanos. La primera democracia fue la ateniense, y cabe distinguir la democracia directa, en la que los ciudadanos ejercen su poder directamente en asamblea, y la democráticamente parlamentaria o representativa, en la que se delega el poder, pero a estas alturas no vamos a cuestionar la democracia parlamentaria sobre la directa que tantos fracasos y calamidades ha llevado a la sociedad.
Asumiendo este postulado
ocurre como en las leyes que primero se promulgan y luego necesariamente debe
publicarse un reglamento que posibilite su desarrollo para mayor claridad de
interpretación. La democracia debe garantizar la igualdad jurídica al margen de
la igualdad exenta de calificativos, aprobando leyes parlamentarias, sin
embargo tendemos a asociar al concepto democracia algún epíteto como democracia
social, constitucional u obrera, cuando la democracia por sí misma no necesita
de muletillas ni epítetos, si bien es verdad que según el color de cada gobierno,
éste incidirá ideológicamente sobre el concepto, desnaturalizando su verdadera
esencia al arrimar el ascua al régimen oficialista de turno.
La democracia sustancial se
dota de reglas e instrumentos que “democráticamente” han de prevalecer en tanto
no sean modificados por la aritmética de los votos, y aquí entramos de lleno en
los defectos o carencias de la nuestra. Hacen falta leyes orgánicas que no colisionen
con la Constitución y que puedan ser modificadas sin que afecten a la esencia
de la Carta Magna. El ideal democrático debe ser un bastión de la ética y una
vacuna inmisericorde contra la corrupción, sin embargo del entusiasmo de los
primeros años pasamos al escepticismo y al desencanto; el engaño ha sido
exponencial a medida que avanzaban las legislaturas, lo que interesaba era el
poder, las corrupciones se tapaban, hasta que el sistema estalló, porque la
justicia no dicto todas las sentencias procedentes. El resarcimiento del engaño
ya no fue posible y así llegó el populismo, los antisistema, el anarquismo, y
el bolchevismo con piel de cordero, hoy todo sobrevuela el espectro político de
nuestro país, ¡qué mal lo hemos hecho! Que nos queda? La democracia sí, que con todas sus carencias, nos permitirá emitir nuestro sufragio una vez más y será decisivo analizar los programas electorales de cada partido, no las promesas sino su viabilidad, el europeísmo y la realidad del capitalismo democrático de nuestro siglo.
La salida del comunismo de
Europa propició el sistema capitalista y con él llegó una sociedad
mercantilizada con sus luces y sus sombras que abrazó la democracia pero que se
olvidó del humanismo y que en una economía de libre mercado se ha ido devorando
a sí misma.
En toda elección cuenta la influencia de las finanzas, también los intereses de ricos y pobres o la transparencia informativa, pero sobre todo para 3,8 millones de parados cuenta la esperanza de salir del suburbio de la crisis.
Tarragona, 15 de junio de 2016
6 comentarios:
Feliz fin de semana ...¿...?
abrazos
Te deseo un feliz fin de semana...con cariño
Abrazos
Feliz fin de semana.
Con todo cariño .
Un gran abrazo.
TE DESEO UN FELIZ CAMINO A SANTIADO...
HASTA LA VUELTA ...BESOS
Bien-venido Del Camino De Santiago.
feliz fin de semana.
un abrazo
FELIZ FIN DE SEMANA
ABRAZOZ
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