Habría mucho que decir de esos políticos con nombres y apellidos, pero seguro que desgranando sus connotaciones políticas, obsesiones, y calificativos inherentes a sus personalidades, no será necesario nombrarlos porque se identifican perfectamente.
Podríamos etiquetarlos como, cínicos, ambiciosos, oportunistas, autoritarios y embusteros, si bien podría atribuírseles algún adjetivo más.
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La herencia del próximo pasado lo atenaza y debe conciliar las corrientes liberales, progresistas y conservadoras en una transversalidad imposible pero hoy imprescindible.
Otro es un maestro polarizador, arrogante, arbitrario, embustero, y empecinado en lo que le era favorable ayer, y hoy de lo contrario. El “no es no“ y su moción de censura para quitarse de en medio a Rajoy y acceder al gobierno pensando en mantenerse a cualquier precio, hoy le pasan factura. Saca de la chistera decretos leyes sin el menor pudor, maneja los elementos públicos propagandistas como nadie, pero es incapaz de aprobar los presupuestos. Aquí encajaría una cita de Jean Le R. d’Alembert “La guerra es el arte de destruir a los hombres, la política es el arte de engañarlos”
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“El coletas” primero fue el redentor de los perro-flauta, luego inconsistente en su discurso en cuanto pisó la moqueta del Congreso olvidándose de la desigualdad y la pobreza. Oportunista sin oportunidad real. Las crisis internas de su partido han sido una constante y su autoritarismo ha provocado deserciones y desencanto a no pocos seguidores. Sus maniobras populistas han llegado hasta a feminizar el nombre de su partido.
Finalmente y a pesar de su irrelevancia personal pero no menos importancia política. El vasallo del prófugo nos tiene avergonzados, al menos al 50% de los catalanes. Sus declaraciones hablan por sí solas y no tienen desperdicio, dignas de ser incluidas en el libro cómico “Un osito de peluche mata 2.500 truchas” del periodista Ramón Arangüena. Últimamente parece que el cargo se le ha subido a la cabeza, y pretende desmarcarse de su jefe; no sé qué será peor.
Halagüeño panorama nos ofrecen los políticos de turno, incapaces pactar mayorías para alcanzar gobiernos estables. Ya es lamentable que ahora tengamos que fijarnos en Grecia.
Tarragona, 10 de Julio de 2019
Luis Álvarez de Vilallonga
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