jueves, 8 de marzo de 2012

EUROPA: UN BARCO ESCORADO

El quijotismo español, para lo bueno y lo malo, ha sido una constante histórica, lo que nos lleva a considerar que respecto a una Europa con salud precaria, España estaría poco menos que en la UCI, naturalmente por el engaño, desidia y dejadez en aplicar la medicina adecuada en tiempo y medida de nuestro anterior Presidente del Gobierno.
Me atribuirán cierta fijación por Rodríguez Zapatero y no lo oculto, antes bien, uno no puede resistirse a la tentación de suscribir el contenido del ya lejano y controvertido artículo “Sobre imbéciles y malvados” del consagrado escritor y ácido articulista Arturo Pérez Reverte, publicado en El Semanal el 21 de agosto de 2011. Pero entrando en materia hay que señalar una tendencia hacia el modelo de liberal democracia que parece priorizar la UE. Para algunos especialistas en política, Bruselas es el centro del poder burocrático con una legitimidad democrática cuestionada por muchos, en efecto el poder converge en tres organismos: La Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional quienes dictan las medidas de intervención sobre los países miembros que hacen peligrar el valor del euro en una Europa endeudada.

El miedo a un futuro incierto sobre la base de mercados no ofrece ninguna garantía. Acomodar intereses en conflicto es parte importante de la democracia y es evidente que la defensa de los intereses de los países miembros, de forma encarnizada, pone en solfa los principios democráticos en la UE.

El ya lejano tratado de Mastricht, fue un proceso negociado bajo el mostrador donde la idea de futuro concreto carecía de una base sólida por cuanto la unión política nunca llego a plantearse. El tratado de Lisboa continuó adoleciendo del diseño de un futuro sólido basado en la confianza de futuro. Así, la sensación para el ciudadano de a pié parece que lo que se cuece en Bruselas, que debería fortalecer a la Unión aun a costa de la cesión de cuotas de poder de los países miembros, no tiene la debida explicación, la valentía de exponerlo abiertamente en los parlamentos nacionales. No cabe duda que en esta U.E. hay paganos y beneficiados, a pesar de ello en un crisis tan lacerante la idea de Europa es la única salida para el viejo continente. Hoy el desmembramiento de la UE hundiría en la ruina a muchos países que sobreviven gracias a la Unión.
¿Dónde estamos nosotros realmente? El problema estriba en que no existe opinión pública europea, en todo caso son opiniones públicas de cada país miembro o lo que es lo mismo la UE adolece de entidad política al haberse instrumentado sobre principios monetarios y económicos. La palabra Constitución, parece que asusta a ciertos miembros de la Unión y es lógico mientras exista la Europa de dos velocidades con países rescatados y otros en situación agónica.

Los que nos alineamos con una Europa unida, pecamos de ingenuos. ¿Cómo era posible una unión monetaria sin una unión política?, ahora el desolador panorama económico nos abre los ojos. Nos tragamos un banco central europeo sin un gobierno central que lo controle y los países de la UE no tienen otra alternativa que aceptar la imposición de un tipo de interés para economías diversas. Alemanes y Franceses lideran Europa en una realidad que no tiene marcha atrás, la salida del euro produciría una catástrofe de consecuencias imprevisibles.
La espiral de recesión es una amenaza de la que nadie está exento, entretanto hay que financiar euro bonos y contribuir y aumentar el fondo de rescate. La élite deberá tomar medidas y purgar las consecuencias por carecer de un plan para afrontar las contingencias de una política económica impuesta por el euro, pero a estas alturas la serpiente europea fluctúa sobre nuestras cabezas y nadie conoce a ciencia cierta el futuro que nos espera. Eso si, los líderes europeos permanecerán más tranquilos mientras a cada ciudadano nos quede un ojete en el cinturón con que estrechar la economía. Ahora parece que la supervivencia del euro solo dependa de la voluntad política y en ese sentido habría que preguntarse si la crisis no está tanto en el euro sino en el sistema.

Tarragona, 3 de Marzo de 2012

Luis Álvarez de Vilallonga