lunes, 28 de abril de 2014

DIVERSIDAD, INMIGRACIÓN E IDENTIDAD

Vaya por delante no confundir diversidad con aquella iniciativa de Rodríguez Zapatero sobre el complejo programa “Alianza de civilizaciones”


Es evidente que la inmigración siempre ha planteado problemas en Europa que se han acrecentado a partir de la creación de la UE, pero debemos distinguirlos de aquellos que ha generado en la propia sociedad europea derivados de la crisis, la falta de empleo, la erosión de la clase trabajadora o el desgaste de la pequeña y mediana empresa con la propia problemática de la inmigración, que alcanza diversos frentes y connotaciones de tolerancia, aceptación o rechazo, según la comunidad étnica o cultural de que se trate.


Una sociedad acomodada tiende a preservar su estado del bienestar y contempla de forma egoísta los éxodos masivos de otras civilizaciones que puedan socavar o restringir derechos adquiridos a través de generaciones. Se hace, pues, imprescindible una política de control de inmigrantes, su exceso puede incidir negativamente en la sociedad receptora como en los propios inmigrantes.

La inevitable creación de guetos degrada las relaciones sociales, y el respeto mutuo da paso a reticencias, intolerancia y enfrentamientos entre grupos diametralmente opuestos en cultura, religión o estructura social.

La integración en el tejido social es compleja, si bien en muchos casos es aceptada, existe una tendencia lógica en preservar las raíces propias, usos y costumbres que hacen complicada, cuando no imposible la integración subsahariana, asiática, pero sobre todo musulmana que plantea un debate sobre su encaje en la UE ya erosionada por la propia inmigración interna de su diversidad.


Los ojos con los que se observa a musulmanes, rumanos o sudamericanos no son los mismos y la radicalización de sus culturas, credos y formas de vida son determinantes a la hora de una integración en el país de acogida. Es posible que una inmigración descontrolada socave el tejido social de la sociedad receptora construido a lo largo de los años provocando el debilitamiento de logros sociales y económicos.


Ello nos lleva a constatar la pérdida de credibilidad en valores universales en favor del auge de identidades (reales o artificiales) que atomiza una sociedad adoctrinada con políticas hipócritas e interesadas tendentes a proteger sociedades amenazada por el mestizaje y la inevitable convivencia con nuevas culturas a la hora de integrar nuevos colectivos.

Alguien ha descrito la inmigración musulmana como una nueva forma de colonización. El Islam, de hecho, no reconoce la cultura europea ni pretende asimilarla, muy al contrario, de forma velada y organizada intenta suplantarla. Las culturas sin puntos de encuentro, corrosivas, excesivamente rígidas, intolerantes y hostiles difícilmente tienen encaje en la sociedad europea.

Quien más sufre ese impacto es la clase trabajadora residente en barrios periféricos de grandes ciudades que ven invadido su entorno vital por oleadas masivas de recién llegados que afecta a la ocupación de espacios públicos, a la mano de obra o al trabajo sumergido.

El resquebrajamiento del Estado del bienestar ha erosionado la convivencia con las nuevas culturas planteando un problema cuando no una amenaza al status y su futuro. En el fondo, los cambios sociales o la crisis económica no son fruto de la inmigración, aunque sí tiene cierta incidencia, no es la responsables de los males de la UE. La dependencia de mercados globalizados, los intereses de una deuda irracional o las políticas fronterizas de la U.E. tendrán mucho que ver con el futuro de la unión.

En las últimas décadas se ha gestado un temor existencial a la inmigración, en efecto, a gran escala las corrientes migratorias son proclives, por necesidad, a establecerse en guetos donde permanece su cultura, lengua y religión.


La idea idílica de una diversidad hermanada, dista mucho de la realidad que afecta a países de la UE cuyas políticas, lejos de buscar soluciones prefieren mirar hacia otro lado, mientras la sociedad incapaz de absorber el coste de tanta inmigración se debate entre paro, recortes y pobreza.


Urge una política europea con los países de origen que establezca cupos y garantice la capacidad receptora de inmigrantes en cada país de la UE en condiciones dignas y viables sin detrimento de la propia sociedad de acogida. Solo así será posible un compromiso cívico sobre la diversidad y la recuperación de valores universales que conciernan a toda la humanidad.

Luis Álvarez de Vilallonga
Tarragona, 21 de Abril de 2014

domingo, 20 de abril de 2014

RELIGIOSIDAD DEL GERMI DE PAGESOS


El vínculo del Germi de Pagesos con la Semana Santa es inherente a su propia esencia. Efectivamente si nos remontamos a sus orígenes (el antiguo Gremi d’Hortelans de Santa Magdalena data del 1321 y años más tarde se fusiona con el Gremi de de Bracers de Sant Lorenç), entenderemos que en aquella época la organización gremial era, en su vertiente económica, social y religiosa, la más justa y cristiana del momento.
Los gremios en el siglo XVIII gozaban de autonomía social y eran auténticas instituciones de derecho público Tenían su propio gobierno dentro de una graduación jerárquica entre maestros y trabajadores. La organización interna de cada oficio gremial era libre y de alguna forma independiente.
Los gremios estaban tutelados por administradores llamados regidores o cónsules, que debían tomar juramento a los maestros, oficiales y aprendices. Disponían de sus propias capillas y subyacía un espíritu profundamente religioso en el sentido de la moral respecto a la actividad industrial de la época, lo que hacía prácticamente nulos los escándalos en la administración gremial. Nada que ver con las administraciones de hoy.



Su religiosidad se manifestaba deteniendo las labores agrícolas para el rezo de Ángelus al sonido que emitían las campanas desde la torre de la iglesia al mediodía o marcando, en el almuerzo, el signo de la cruz con la navaja sobre la base del pa de pagès, acciones que si bien no eran exclusivas del gremio si estaban arraigadas en buena parte de la pagesia.
El espíritu corporativo de los gremios, en contraposición con el individualismo liberal y las corrientes socialistas, concebía junto a la propiedad el fin individual familiar y su función social, limitando el uso y apropiación de bienes, subordinándolos al bien común de la sociedad gremial.

A pesar del declive del oficio de payes como actividad personal, la pagesia se mantiene vinculada a cooperativas agrarias, pero su quehacer trasciende al propio oficio y el Gremi de Pagesos se manifiesta como una asociación cultural viva y abierta a la ciudad, organizando actividades tradicionales propias de su identidad cultural y popular como la emblemática manifestación recientemente celebrada del desfile de carruajes y caballerías de los tres Tombs, o la salida cada Navidad para la colocación del pesebre en un punto singular de nuestro territorio, sin olvidar la fiesta de San Antonio Abad con la bendición de animales, la celebración de Sant Isidre, Sta. Magdalena o Sant Llorenç, o los conciertos de corales ofrecidos por Sta. Cecilia y otros actos abiertos como la Cursa de la Mina, en colaboración con el club Tarragona Fondistes, que transcurre desde la la Iglesia de Sant LLorenç en la Plaça de la Pagesia hasta la mina de agua bajo el Francolí que abastecía los cultivos de la zona. Actividades donde, en todas ellas, de forma espontánea participa un buen número de ciudadanos.



Pero la contribución más importante del Gremi de Pagesos a la ciudad es la participación en la Semana Santa con la solemne procesión del viernes de Dolores que transcurre por las calles del casco antiguo, culminando con la presencia en el desfile procesional del Santo Entierro con los misterios de la Piedad y el Santo Sepulcro. Es así que el Gremi con su sección de las Señoras de la Pietat y el Sant Sepulcre substancian la Semana Santa desde el impresionante desfile del Viernes Santo donde la sobriedad, serenidad y recogimiento expresan una identidad propia.

Cabe significar la exposición del Santo Cristo del Gremi en el umbral de su iglesia de San Llorenç, rindiendo a su paso homenaje y veneración los distintos elementos del desfile procesional del Viernes Santo, constituyendo todo un alegato de tradición y religiosidad de lo que representa la Semana Santa para el Germi de Pagesos de Sant Llorenç i Sant Isidre.

                                                                     Luis Álvarez de Vilallonga
                                                                                                                 Tarragona, 19 de Abril de 2014