jueves, 27 de septiembre de 2012

MANIFESTACIÓN SECESIONISTA

No cabe duda que la manifestación del pasado 11 de septiembre es un importante punto de inflexión para el camino iniciado por los independentistas hacia la soberanía de Cataluña.

Hoy los eufóricos secesionistas celebran la contundente respuesta popular y consideran que el pueblo catalán se ha manifestado unánimemente. Pero ¿quién es el pueblo? ¿quiénes los ciudadanos de Cataluña?, acaso los que el 11 de septiembre en número de 1 millón 2 o incluso 3, si se quiere, acudieron a la manifestación separatista o, los 4, 5 o 6 millones de catalanes que se quedaron en casa. Entiendo que la suma de ambos configuran el pueblo catalán, es así que lo sensato y prudente sería no sacar conclusiones prematuras, equivocas o partidistas de este 11 septiembre aun considerando la importancia de la convocatoria. Cierto es que posiblemente miles de personas son partidarias de la independencia pero no menos cierto es que muchas otras no lo son y abogarían por distintas fórmulas como integrarse en un hipotético estado federal.

Lo fácil es rendirse al éxito obtenido en una convocatoria promovida por la Assemblea Nacional Catalana con su presidenta Carme Forcadell al frente transmitiendo un mensaje valiente e inequívoco, y La Associació de Municipis per l’Independencia con su presidente Josep Mª Vila d’Abadal al frente que, efectivamente han conseguido un éxito sin precedentes al convocar a la mayoría de independentistas convencidos, pero ello es solo la expresión del sentimiento de una parte del pueblo, el resto está por ver.

Me pregunto porque el Presidente de la Generalitat no tiene la valentía de convocar o delegar una consulta popular (uno ya no se plantea el riesgo que asumiría si pudiese efectuarse un referéndum vinculante, hoy a todas luces inviable) con una pregunta clara y concreta: ¿Desea la secesión de Cataluña del Estado Español? Si-No. Entiendo que es la clase política la que sería consciente del peligro que entrañaría para los partidos nacionalistas la pérdida de un plebiscito de esta naturaleza, al fin y al cabo todos viven de manejar los fondos públicos, y su discurso en el fondo afecta más a sus intereses que al de los ciudadanos de Cataluña.

El pulso con el Estado está echado, ya no existe margen para el concierto económico, solo queda la consulta popular y el adelanto de elecciones con un programa claro y abierto de cada partido, abogando o rechazando la secesión del Estado Español.

En todo caso los mecanismos legales en democracia debieran respetarse y mucho me temo que pretenda imponerse la voz de parte del pueblo al margen de las urnas.

Luis Álvarez de Vilallonga

Tarragona, 12 de septiembre de 2012

miércoles, 5 de septiembre de 2012

SI TOMÁS MORO LEVANTASE LA CABEZA


Podría ser cualquier santo, hombre de bien o persona que reconociese en la honestidad, honradez e integridad parte esencial del ser humano y, que efectivamente al levantar la cabeza sintiera vergüenza de políticos y gobernantes. Pero es a Santo Tomás Moro quien ha tocado sufrir mayor escarnio y bochorno por ser el patrón de esta casta, caterva o juria de interesados que nos gobiernan.

Fue el 31 de Octubre de 2.000 cuando el Papa Juan Pablo II proclamó a Tomás Moro patrón de políticos y gobernantes, claro que para aquel entonces la desvergüenza política todavía no había alcanzado las cotas se sinrazón y gestión esperpéntica de los últimos años. La designación fue coherente, acertada y ejemplarizante al converger en el Santo la Cancillería de Inglaterra en el siglo XVI y negarse Tomás a prestar juramento de fidelidad a Enrique VIII como cabeza de la Iglesia en Inglaterra, llegando a la muerte, por defender los derechos de conciencia.

El rey había repudiado a su esposa Catalina de Aragón con la pretensión de que Clemente VIII anulase su matrimonio, al negarse el Papa, Enrique VIII se proclama cabeza de la Iglesia de Inglaterra. Dos voces discordantes surgen por encima del Parlamento, que acataría la autoproclamación de su rey, Tomás Moro y Juan Ficher obispo de Rochester también ejecutado por negarse a firmar la formula por la que el rey se convertía en cabeza de la Iglesia.

El Lord Canciller de Inglaterra, además de excelso humanista, representa la rectitud de conciencia y por tanto rectitud de justicia. Sufrió una autentica pasión encarcelado en la Torre de Londres, dando sentido y coherencia a su convicción cristiana. La canonización le llegó en 1935 siendo Pontífice Pio XI. Así anglicanos y católicos lo reconocen como un mártir comprometido en la salvaguardia de los derechos jurídicos de conciencia.

Hoy, cuando uno observa el espectáculo político manejado por esa clase nefasta e intocable de políticos interesados, cuando no corruptos, siente también vergüenza e indignación de estos gobernantes que, en realidad, solo tienen como patrón al dinero, al sillón del congreso, de su comunidad autónoma o del ayuntamiento de turno. ¡Que pena! que uno de los personajes más relevantes del siglo XVI, máximo representante del humanismo en el Renacimiento, sea patrón de este atajo de impresentables, cínicos e hipócritas que nos gobiernan. Podrán interpelarme que no todos lo políticos lo son, y es cierto, pero yo añado que también la corrupción en el ámbito institucional ha crecido de forma exponencial desde las Cortes Constituyentes hasta hoy. Los que consienten, callan, ocultan o miran hacia otro lado también son responsables de la malversación, escándalos o prevaricación de toda una manada de acólitos rendidos a prebendas de políticos que nos han llevado al caos financiero y a la precaria situación del ciudadano de a pié.

Santo Tomás es el modelo, si se quiere utópico, de mantenimiento a ultranza de valores y principios del político al servicio del interés común por encima de formas legales e inmorales establecidas por regímenes absolutistas. Quizá por eso Juan Pablo II lo consideró idóneo como mártir y defensor hasta la muerte de la inalienable dignidad de conciencia.
Sólo le pediría al santo que cuando levantase la cabeza, restituyese la honradez y la ética que como patrón representa, dando un brusco golpe de timón que tirase por la borda todo este lastre nauseabundo, con nombres y apellidos, acumulado durante años que acabará por hundir el país.

Luis Álvarez de Vilallonga

Tarragona, 2 de Septiembre de 2012