miércoles, 2 de noviembre de 2011

LICEOS, CÍRCULOS, ATENEOS Y CASINOS CULTURALES


Hablar en el siglo XXI de estas entidades parecería algo desfasado y hasta anacrónico. Lo cierto es que su actividad social se ha visto mermada por la nueva realidad, marcada por nuevos conceptos y elementos surgidos en el desarrollo cultural: la informática, las redes sociales y los planteamientos de ocio en las nuevas generaciones, el envejecimiento de su masa social, la falta de inversión y la insuficiencia económica, ha provocado que los edificios o las emblemáticas sedes sociales que los albergan, y que durante épocas habían aglutinado la actividad cultural y social de las ciudades, hayan desaparecido, se hayan trasladados a centros más modestos o que locales y edificios en propiedad pasaran a manos municipales asumiendo los Ayuntamiento las deudas acumuladas.
Sin embargo la mayor parte de la sociedad está de acuerdo en considerar que el poso, la tradición, carácter, abolengo e identidad que estas instituciones suponen para la idiosincrasia y personalidad de cada ciudad, deben permanecer como testimonio del buen hacer de la sociedad civil en pro de la cultura, el ocio y el esparcimiento en el ámbito ciudadano.

Recuperar la actividad social y cultural del estancamiento no es tarea fácil. Muchas instituciones están amenazadas por el anquilosamiento y la antigüedad de sus estructuras, otras se han adaptado a dinamismos en los que prevalecen actividades para jóvenes, no contempladas en sus primitivos estatutos, y la mayoría se abrieron a la colaboración e interrelación con otras asociaciones con proyectos afines.

Nuestro Casino, no ha sido una excepción. Sufrió un duro golpe al perder su emblemática sede de la Rambla Nova. Los esfuerzos y desvelos de su Presidente y Junta Directiva con el asesoramiento e inestimable colaboración de la letrada Mireya Aymat, llevaron a buen puerto aquel e incierto viaje que supuso el destierro de nuestra Rambla, y hallaron la concluyente y valiosa colaboración municipal, consciente de lo que significaba la perdida de una entidad de tan rancio abolengo y prestigio para la Ciudad.
El compromiso fue definitivo para la subsistencia en la nueva sede de San Antoni Mª Claret, con la expectativa y confianza ilusionante de regresar en un futuro a la principal arteria de nuestra ciudad, en el edificio donde se ubica el teatro Metropol, cuya rehabilitación está prevista por el Ayuntamiento, aunque la actual coyuntura económica obligue renunciar al proyecto a corto o medio plazo.

No cabe duda que en un futuro, ya enclavados en la Rambla Nova, la sociedad de Tarragona responderá y rescatará a nuestro Casino de su eventual declive. Jóvenes emprendedores tendrán la ocasión de regir esta prestigiosa entidad, adaptándola a los nuevos tiempos, con usos adecuados a nuestro siglo, para que vuelva a ser un centro dinamizador de actividad social y cultural de la Ciudad.

El Teatro Metropol, el posible museo Jujol y nuestro Casino, reunidos en un mismo edificio constituyen una combinación perfecta para el resurgir de una nueva efervescencia cultural en el centro de Tarragona, donde la ley del tiempo y evolución social posibilitó que la burguesía de antaño abriera nuevos horizontes para impulsar iniciativas de jóvenes emprendedores que revitalicen una nueva forma de interrelación social, donde quepan proyectos innovadores que estimulen un Casino dinámico, motor de iniciativas culturales, abierto a otros colectivos y que sea un lugar de cultura, encuentro, tertulia y debate social.

Luis Álvarez de Vilallonga

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