jueves, 14 de agosto de 2014

POPULISMO, COMUNISMO Y OPORTUNISMO


El resultado de las pasadas elecciones europeas ha puesto en alerta nuestro país a los dos grandes partidos mayoritarios ante la considerable pérdida de votos, conscientes, aun sin ser extrapolables, de una hipotética fuga de sufragios en próximos comicios.

Adoctrinar al pueblo es atrofiar su capacidad para pensar por sí mismo, la desculturización, los discursos partidistas, la historia sesgada, las medias verdades y las flagrantes mentiras, forman parte de ese riguroso adoctrinamiento obligado en los manuales de las dictaduras. Sin embargo, lejos de abandonar esos métodos, también en las democracias se emplean con mayor o menor sutileza, ya que los réditos conseguidos por los partidos son considerables a la hora de alcanzar el poder que buscan.

Partiendo de la base que el hombre como ser individual tiene todo el derecho, no solo a criticar denunciando o refutando todo aquello con lo que no esté de acuerdo ya sea político religioso o ideológico, sino también a combatirlo con las armas o procedimientos lícitos que la ley pone a su alcance, pues de otra forma la sociedad permanecería inamovible, encorsetada, anclada en sistemas inalterables proclives al agotamiento, la ineficacia, el anacronismo y la perversión. Durante el último tercio del siglo pasado y principios de XXI se han producido relevantes convulsiones políticas y una eclosión migratoria buscando, más que una vida digna, la mera supervivencia.

El impaciente impulso del hombre por experimentar cambios a tenor de los constantes avances científicos y tecnológicos, son realidades que han acelerado la capacidad de conocimientos desde la inmediatez informativa y en consecuencia la aparición de líderes mediáticos, movimientos reivindicativos y mensajes semánticos sin solvencia acreditada que inundan las redes sociales y alcanzan cualquier rincón del mundo. Nuestra libertad de expresión, cada vez mayor, se acrecienta día a día superando las barreras legales ante sentencias judiciales que amparan hechos censurables desde la lógica y el sentido común y que sorprenden ante nuestro desconocimiento de los vericuetos jurídicos. Siendo así, no es extraño que rebeldes o revolucionarios crecidos osen proferir cualquier exabrupto o acción que les venga en gana contra la coherencia constitucional, forma de estado establecido, política de turno, libertad religiosa o sistema democrático.

Según Octavio Paz “La revuelta es la violencia del pueblo; la rebelión, la sublevación minoritaria; y la revolución es reflexión y espontaneidad”. En todo caso las revoluciones, sean del signo que sean, su reflexión, en la práctica no tiene conciencia ni misericordia y en su nombre se han producido holocaustos, masacres y exterminios. Solo el pacto social puede garantizar un cambio donde impere la justicia y la equidad.

Nos jactábamos de ser una sociedad democrática donde antes de la crisis habíamos alcanzado un nivel de abundancia en un libre mercado con obsesión por producir más y más, y así nuestra capacidad por consumir se convirtió en el primer objetivo sin apenas considerar la miseria del tercer mundo; pero lo grave es que ese consumismo material descontrolado también lo asociamos al terreno de las ideas, al amor de alcoba, a una la amistad ficticia e irreal (una absurda competición por ver quién lograba más amigos en Facebook), prácticas perecederas en la que todo tiene una vigencia efímera, se adquiere se utiliza y se prescinde o abandona, así nuestra sociedad se ha visto superada por tanto desecho material y moral.

Ante esta situación es fácil encontrar terreno abonado para el populismo. El nuevo totalitarismo de corte comunista, pretende enmascarar su potencial enfrentamiento contra la democracia, la libertad y los derechos humanos. Cuando la crisis ha golpeado duramente a determinados estratos sociales y se ha puesto en duda la globalización capitalista, tampoco se encuentra respuesta ante el fracasado totalitarismo comunista. Aun reconociendo las grandes carencias de nuestro sistema, hoy estamos ante el umbral de una nueva revolución genética, demográfica, étnica y económica de alcance mundial ante la que no podemos prever sus riesgos, peligros o beneficios.

Nos ha tocado vivir a caballo entre dos siglos que parecen estar compitiendo por la autodestrucción, se postulan ideales de autodeterminación y autogobierno y el concepto de democracia parece un término confuso que pierde sentido y se acomoda a la interpretación interesada de cualquier preboste. Hoy nos invade una amalgama de ideas ambiguas, contradicciones, fanatismos fundamentalistas, terrorismo y conflictos de intereses y de poder sin visos de solución. Por el momento nos conformaríamos con el cumplimiento a ultranza, y con el máximo rigor, de las leyes establecidas.

Solo una apueste por una supremacía desde las cuestiones del espíritu, la regeneración ética, la honradez y rectitud de conciencia, podrían aportar luz a esta Babilonia universal.

Luis Álvarez de Vilallonga
Tarragona 13 de Agosto de 2014

3 comentarios:

Marina-Emer dijo...

Te deseo un feliz fin de semana.
Cariñosa-mente
Marina

Marina-Emer dijo...

Como pasan los dias...hoy ya dia 2 de Agosto...
feliz semana...un abrazo
siempre Marina

Marina-Emer dijo...

buenos dias y feliz domingo.
un abrazo
Marina