Cumpliéndose el IV centenario de la muerte de Miguel de
Cervantes, uno no quiere dejar pasar la ocasión para desde mi modesta
inclinación hacia la obra y admiración por sus personajes, rendir homenaje al insigne escritor que, perdiendo
el uso de la mano izquierda, nos dejó desde su diestra la obra más universal de
la literatura española. Tras el éxito de la primera parte, de todos es conocido
que apareció una continuación apócrifa atribuida a un tal Alfonso Fernández de
Avellaneda, seudónimo que todavía oculta la personalidad del autor, dándose la
circunstancia que fue editada en Tarragona.
Ante la Inagotable tinta vertida
con el rigor de tantas plumas autorizadas, no ya de la biografía de Cervantes
sino del análisis de su insigne obra: Unamuno, Arrabal, Rico, Blecua, Ortega, Ayala, Alvar
Ezquerra y tantos otros cervantinos, de los que destacaría sobre todos un
nombre, Martín de Riquer. Fue hace años cuando el amigo y admirado profesor
Juan Estil·les me descubrió este estudioso intelectual enamorado de el Quijote,
y fue a través de dos imprescindibles
obras de Riquer “Aproximación al Quijote” y “Para leer a Cervantes” que
comprendí el sentido del relato caballeresco, de la moraleja que se desprende
de cada capítulo o de los episodios intercalados y, más allá de consideraciones
de comicidad, tragicidad o de contenido ético, la dimensión del Quijote puede
abordarse desde un sinfín de aspectos cuyos estudiosos han afrontado con mayor
o menor acierto ya que ningún texto se presta tanto a la interpretación como el
Quijote, pero que al fin y al cabo nos da idea de la magnitud de erudición que
nos proponen sus dos principales personajes Don Quijote y Sancho. Es por ello que
uno, a pesar de considerarse un aficionado, no puede sustraerse a la tentación
de aportar su grano de arena en homenaje a este IV centenario.Uno de los aspectos que me han interesado es la abundancia de refranes que van apareciendo, durante el transcurso de todo el relato, tanto en la boca de D. Quijote, de Sancho, como en la del narrador u otros personajes.
Refrán, según el diccionario de la lengua castellana de la Real Academia Española, es Dicho agudo y sentencioso de uso común. Según el diccionario de uso del español María Moliner, es Cualquier sentencia popular repetida tradicionalmente con forma invariable. En particular, las que son en verso o al menos con cierto ritmo, consonancia o asonancia, que las hace fáciles de retener y les da estabilidad de forma, y de sentido figurado. Como “más vale pájaro en mano que ciento volando” o “cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar”.
De la primera parte:
Sancho: “Andar de Ceca en Meca y de Zoca en colodra” (cap.18)
Leonela: “El que luego da, da dos veces” (cap. 34)
Quijote: “Ni sabe de la misa la media” (cap.37)
Cautivo: “Más vale migaja de rey que merced de señor” (cap.39)
De la segunda parte:
Sancho: “Dime con quién andas, decirte he quién eres”
(cap.10/23)Sancho: “Más vale pájaro en mano que buitre volando” (cap.12/71)
Sancho: “Cada oveja con su pareja” (cap.19/53)
Quijote: “Venderme a mí el gato por liebre” (cap.26)
Sancho: “Quien a buen árbol se arrima, buena sombra cobija” (cap.32)
Sancho: “De noche todos los gatos son pardos” (cap.33)
Quijote: “Del dicho al hecho hay gran trecho” (cap.34)
Sancho: “A Dios rogando y con el mazo dando” (cap.35)
Sancho: “Entre dos muelas cordales nunca pongas tus pulgares” (cap.43)
Sancho: “Cuando en Roma fueres, haz como vieres” (cap.54)
Sancho: “Del dicho al hecho hay gran trecho” (cap.64)
Sancho: “Ojos que no ven, corazón que no quiebra” (cap.67)
Quijote: “No con quien naces sino con quien paces” (cap.68)
El Quijote nos ofrece una visión
de la sociedad en el tránsito del siglo XVI al XVII, abordando el costumbrismo
de la época, la relevancia del divertimento de acciones de excelente comicidad
o por contra el tono trágico de episodios que el autor intercala. El quijote es
una fuente inagotable de sensaciones nuevas para quien revive su lectura, pero
quizá la forma más recurrente de abordar con ataraxia la primera experiencia
seria no buscar en la semántica de los
diálogos una lectura mimética ni interpretaciones que trasciendan más de la
significación expresada. Toda la obra constituye una síntesis de la filosofía
de vida de don Quijote y Sancho que en su disparidad se complementan y forman
un compendio de valores materiales e ideales morales vigentes en nuestros días.
Luis Álvarez de Vilallonga
Tarragona, 3 de Mayo de 2016
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