domingo, 12 de abril de 2020

CUANDO EL SENTIDO COMÚN SE IMPONE AL HARTAZGO

El Diari de Tarragona, publicó el pasado día lunes 18 el titular “Tarragona, una de las ocho provincias del Estado en que Vox lidera la derecha”.

A nadie se le escapa la reiterada incapacidad de Pedro Sánchez para formar gobierno tras llegar al poder mediante una legítima moción de censura, cuya única pretensión era echar a Rajoy de la Moncloa para acomodarse él.

Con cierta desidia y desaliento, los ciudadanos acudimos una vez más a la convocatoria de elecciones, y Vox dio el gran susto, especialmente a ciertos partidos que se apresuraban a tacharlos de extrema o ultra derecha, que teóricamente puede ser cierto pero que la realidad  todavía no se han constatado hechos demostrables, porque ni siquiera se ha formado gobierno ni oposición. Recordemos que también Podemos, antes unidos Podemos, y ahora unidas Podemos, postuló no pocas proclamas de extrema izquierda, sin que nadie se rasgara las vestiduras cuando obtuvo 71 escaños en 2016, sin embargo Vox hoy es el “coco” que asusta, predispone, e induce a trazar líneas rojas y vetar cualquier posible dialogo con sus líderes.









En su programa Vox propone garantizar la unidad y soberanía de España (nada nuevo asumido por la mayoría de partidos y recogido en la Constitución); reducir el gasto público (esto siempre es cuestionado por la “casta política”) y bajar los impuestos; combatir la inmigración ilegal; revertir el costoso modelo autonómico, recuperando competencias en educación, y sanidad (medidas perfectamente aplicables, rentables y justas al unificar en todo el territorio una única tarjeta sanitaria sin necesidad de ningún trámite autonómico, y consensuar un modelo educativo para todo el estado); conservar el medio ambiente y promocionar y proteger el medio rural. Ante estas propuestas, se podrá estar de acuerdo o no pero es demagógico calificarlas de extrema derecha porque bien podrían asumirlas la mayoría de formaciones del arco parlamentario.


Por otra parte, es cierto que en Vox para lograr el éxito obtenido ha habido que echar mano de un eficaz populismo con propuestas trasnochadas e irrealizables dirigidas a parte de un electorado decepcionado por la incapacidad y dejación de un gobierno en funciones sin rumbo ni proyecto, y una manifiesta tibieza a la hora de afrontar con firmeza el problema de Cataluña, sin olvidar los ataques frontales dirigidos al bloque de la izquierda y poniendo de manifiesto la inoperancia del PP y Ciudadanos.

Posiblemente haya muchas otras causas colaterales (artículo, 155, sentencia del Proces, ley de memoria histórica, tribunales de justicia, corrupción etc.) que hayan influido en la desafección del voto tradicional de muchos ciudadanos, en todo caso y así las cosas no es de extrañar la considerable subida de Vox, sin embargo está por ver si su política en el parlamento confirmará los augurios extremistas, o como sucedió con Podemos en su momento, ya bien acomodados en sus escaños, abandonó sus proclamas comunistas, bajó el tono y tuvo que adaptarse a la izquierda socialista, aunque en el fondo subyazca en Iglesias y otros dirigentes de Unidas Podemos el espíritu del 11M.

El que Vox con sus 52 escaños se consolide o pierda representación, dependerá de su acción parlamentaria y que el ciudadano que le votó valore si se equivocó o por el contrario refrende el voto dentro de cuatro años (si es que finalmente se forma gobierno) porque sobre todo en política, una cosa es lo que se dice y otra la que se hace.

Tarragona, 19 de Noviembre de 2019

Luis Álvarez de Vilallonga


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